Fue un sábado fantástico! La energía del grupo ya estaba en un espacio de calma, quietud y con ganas de abrirse. Ya desde el inicio con la meditación fue muy fácil escucharnos y entrar en cada uno de nosotros. Las emociones se manifestaron de muchas formas, de risa, llanto, euforia.. Con el poder de la voz y la intención hicimos que todo nuestro cuerpo estuviera en presencia, en calma, en quietud al igual que nuestra alma! Un regalo divino!
en 6 de marzo de 2018
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